En mi ultima sesión por fin me había estrenado con el strap-on, sintiéndome realmente poderosa y follándome a ese malnacido haciendo que cada centímetro de su ser, se entregase a mi. Después de ese éxtasis mis piernas temblaban y se estremecían, me sentía como nunca.
Acababa de salir de casa de mi sumiso y me lo había follado, ahora me dirigía a mi casa exhausta y totalmente complacida de como se había comportado mi sumiso, hasta el momento esta aprendiendo y lo estoy haciendo a mi mano, la muy zorra como le gustaba mi polla. Unas semanas mas tarde recibí un sms de mi sumiso, pensé, que querrá esta cerda ahora. No respondí y al día siguiente, otro mensaje en el que me había enviado unas fotos con los recados que en nuestro ultimo encuentro le había ordenado. Complacida ante la obediencia y eficacia de mi súbdito, creí oportuno que era hora de la siguiente lección así que me prepare para ir a ver a ese mequetrefe.
El frió era insoportable y había escarcha en el pavimento, pero pronto entraría en calor me decía a mi misma. Llegue hasta la puerta de mi sumiso que con cara de asombro me miro, parecía dispuesto a salir, abrigado hasta las cejas y con un paraguas, me rei de el, pobrecillo era tan ridículo con esa cara, con el paraguas y ese horrible abrigo. Me acerque y le dije:
Se puede saber donde vas sumiso.
A hacer unos recados mi ama. Dijo el
Los recados los pospondrás para mas tarde bastardo, ese abrigo que tienes es una autentica porquería vamos de compras.
Me siguió como perro fiel que es, llegamos a la tienda, fui ojeando abrigos y le ordenaba que fuese cogiendo los que me gustaban. En cuanto vi que había suficientes fuimos al cambiador, Yo me senté y le ordene que se los pusiera y fuera desfilando (ya que era bastante amplio) para mi como si fuera una modelo, venia a mi con los morros hacia delante, le di una patada con mis tacones en las canillas y le dije que dejara de hacer el ganso, que lo hiciera bien.
-Ahora por imbécil, cada vez que llegues hasta mi arrodillate y besame la zuela, tarugo.
Así estuvo hasta que se probo todos los abrigos, en el ultimo ya le día una patada en el hombro y se callo para atrás, se levanto torpemente y nos fuimos con el abrigo que había elegido para el, el otro que tenia puesto lo tire en el primer contenedor que vi, que horrible era.
En cuanto llegamos le ordene que se quitase la ropa y que se pusiera un delantal de cocina nada mas. Fue a cambiarse mientras yo me ponía cómoda y cerraba las cortinas y las ventanas del salón para que todo quedase bien a oscuras, a los 5 minutos llego, le ordene que me trajera agua y una venda para los ojos. Le ordene que se postrara ante mi, le vende y le dije que se pusiera a 4 patas me descalce y cogí uno de mis tacones y silenciosamente le clave el tacón en el hombro, me aleje sin que el oyera ni el mas mínimo ruido y aparecí en frente y le di una fuerte bofetada. A continuación me puse detrás de el metiendole la punta del zapato y se la metí por el culo dolorosa y fuertemente. Me aproxime hasta su oído y le dije:
Luego me fui, subí hasta su cuarto y cogí unas pinzas, llegue hasta a el en la penumbra del salón me acerque sigilosamente y le coloque las pinzas en los pezones. Oí un gemido y le pegue una fuerte bofetada y le dije que se callase. Abrí las cortinas y toda la luz entro derrepente inundando la habitación, fui hasta mi sumiso y le quite la venda, le desate y fui hasta mi trono, cruze las piernas y le ordene que viniera hasta mi :
Entonces le di mi permiso y lentamente, con sumo cuidado el pasaba sus manos por los zapatos
acariciándolos y besándolos, casi sentía la delicadeza que ponía en ello, y haciéndome sentir muy relajada, la verdad que la muy penca lo estaba haciendo muy bien. Ordene que me quitase los zapatos y tenia mi permiso para olerlos, aspirar su esencia y saborearlo para sus adentros.
Te doy mi consentimiento, a llegado la hora, puedes oler y chupar mis pies mi fiel sumiso, te lo has ganado.
Gracias mi AMA sois muy generosa, sois mi diosa esplendida y fantástica. Mientras me adoraba y hacia reverencias.
No seas tan pelota, ya el premio te lo has ganado.
Desesperado fue a olerlo, se lo restregaba por la cara aspirando todo el olor de mis pies y suspiraba del gusto que le daba, saboreando cada instante que le había cedido para deleitarse. Los toco y masajeaba notando cada zona del pie, lo chupo, dedo a dedo relamiéndose cada vez que pasaba a otro dedo.
Cuando ya hubo terminado con el pie, habiéndolo saboreado completamente, paso al otro deleitándose sabiendo que después ya no tendría mas, aprovechando bien los últimos minutos que le quedaban rechupeteando cada dedo. Decidí que había terminado su premio, retire el pie y el aferrándose me lo agarro, hale mas fuerte y le di una patada en el hombro.
Me lavo las piernas delicadamente y me dio un breve masaje, me puso unas cremas, la verdad que me sentía muy a gusto, pero ya era hora de irme. Antes de irme mi sumiso me tenia preparado el recado que le había mandado a hacer en la anterior sesión, me había conseguido una fusta de color negra, tal como le había pedido, - buen perrito - le dije yo mientras le acariciaba la barbilla, abrí la puerta le ordene - felpudo al suelo – se tiro sin pensárselo delante de mi, me limpie los zapatos y le di algún puntapié en las costillas y me fui.